domingo, 3 de junio de 2012

El malo es malo y el bueno es bueno

“La naranja mecánica”(A Clockwork Orange) es una novela de Anthony Burgess, publicada en 1962 y adaptada por el director Stanley Kubrick en la película homónima aparecida en 1971 y re-estrenada en 2000. Transcurre en la ciudad de Londres, donde un grupo de jóvenes pasan sus días cometiendo los crímenes más aberrantes contra los habitantes del lugar. Desde golpear a vagabundos, hasta violaciones, robos e invasión de vivienda.
Estos chicos no concurren a clase, viven de noche y duermen de día, y son fanáticos del sexo desenfrenado.
Su jolgorio finaliza cuando la policía detiene a Alex (Malcolm McDowell), líder de la banda, quien encerrado en una especie de hospital psiquiátrico, es sometido a un tratamiento intensivo llamado “Efecto Ludovico”, para curar su enfermedad. Según los médicos, éstas técnicas darán resultado en un futuro cercano, haciendo que la persona más desquiciada se convierta en un ciudadano modelo y un excelente ser humano, hasta que el matar, violar o robar le causen vómitos. Por eso la película puede provocar un interesante debate en los ambitos psicológico y psiquiátrico, y un comentario social acerca de la ciudad futurista distópica que se muestra en ella.
¿Pero darán realmente resultado estos procedimientos en un adolescente con éstas características innatas tan fuertes?. La pregunta es contestada al final de la película, pero no deja absolutamente ninguna moraleja positiva, sino que propicia la imaginación de los jóvenes que buscan contentarse viviendo su vida al revés del resto, enfrentándose con sus padres y aparentarentando todo el tiempo ser otra persona, con el fin de no ser descubiertos.
Así es todo el film que para su época seguramente habrá resultado original, pero que carece de contenido moral o costado bueno, cuyo sostén son los actores, quienes nunca fueron vistos en otras producciones. Asi que como moraleja sólo se puede decir que “es mejor ser malo por voluntad que bueno por obligación” y que el carácter no varía con métodos cientificos ni hospitalarios.
Las actuaciones no se lucen demasiado ya que los roles que se presentan no son muy elaborados, excepto el de Alex, el principal protagonista, quien fue realmente muy bien escogido para su papel. Su mirada, gestos y palabras nos recuerdan a un joven loco de remate y criminal de la época. Sus ojos celestes y profundos realmente cautivan, y su mirada de satisfacción ante los crímenes que comete no tiene igual.
Se destaca además la bella música clásica que es escuchada durante las escenas violentas (Alex es fanático de Beethoven), para que así, tiempo después, cuando el espectador oiga esta música, la asocie con las imágenes del filme como perfecta contraposición entre armonía y desorden. Fuera de estos dos puntos, el resto de la película deja mucho que desear, aunque seguramente habrá algunos detalles brillantes cinematográficamente hablando.
El film también causó controversia y no fue permitida su exposición en el Reino Unido. Para el tiempo de su re- estreno, ya había ganado una reputación de “clásico de culto”. Muchos críticos y aficionados la consideran como una de las mejores películas jamás hechas. Sin embargo, el film ha sido criticado por su violencia excesiva y la falta de humanidad, por grupos moralistas y religiosos, pregonando que sirve como un pésimo ejemplo de ideal de comportamiento para la actual juventud ávida de referentes en que basarse. Por esto, Kubrick pidió a la Warner Brothers retirar la cinta del Reino Unido.
A pesar de todo esto, esta producción fue nominada al Oscar en varias oportunidades: mejor película, mejor director, mejor montaje y mejor guión adaptado.


SI

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